martes, 3 de julio de 2007

ESQUERRA UNIDA, SIN RUMBO Y SIN NOVEDAD.

Iván Castañon y Ramón Cardona. Militantes de EUPV.

A muchos militantes de Esquerra Unida del País Valencià, después de la decepción y tristeza del 27 de mayo, nos quedaba una leve esperanza que los resultados electorales supusieran un revulsivo para nuestra organización.

Rápidamente se frustró cualquier expectativa. En el Consell Nacional del sábado, 2 de junio, el resultado de la votación se podía saber antes de entrar. Las posiciones en esta organización están enquistadas, por parte de todos, y el discurso de cada uno es sobradamente conocido. No hay capacidad de diálogo, ni posibilidad de argumentar para convencer, ni voluntad de síntesis y, por ende, no existen vías de acuerdo y de cambio.

La izquierda de este país está dirigida por una casta dominante que se ha enrocado en su error: tanto Ignaci Pla como Gloria Marcos se mantienen en la dirección a pesar de todos los errores, de todas las decisiones tomadas equivocadamente y del poco creíble mensaje que emiten hacia quienes todavía tienen la mirada y el interés puesto en nosotros y que cada vez, demostrado está, son menos.

La alternativa que espera la parte de la sociedad que aún cree y confía en nosotros no pasa por mantener direcciones generadoras de crisis internas, que han demostrado su desconocimiento de la realidad social, que son incapaces de hacer un análisis político serio, que no han conseguido movilizar las energías de la propia militancia y que no han sabido ofrecer estímulos y alicientes al electorado mediante propuestas creíbles e ilusionantes.

Criticamos duramente al PP por no asumir ninguna responsabilidad política por las sospechas de corrupción, o por mantener al conseller responsable tras una terrible catástrofe que se hubiera podido evitar. Los enroques de Pla y Marcos siguen la misma línea de acción: frente a las crisis, nadie debe asumir responsabilidades, nadie debe dimitir.
En el accidente del metro se creó una Comisión de Investigación para no aclarar absolutamente nada; las familias de las víctimas siguen clamando en un desierto cada vez más desolador. Ciertamente nuestro drama no es comparable a su gran tragedia, pero existen paralelismos: en EU se organizará una “jornada de reflexión” que aportará a EU y al resto de la sociedad valenciana lo mismo que la Comisión: nada. Y aquellos que exigimos responsabilidad clamamos en una organización con una militancia exhausta, cada vez más distante de su propia dirección y ésta, de la realidad social, del mundo real que ya ha dictado su sentencia.

La evidencia del escaso respaldo social y electoral del pasado 27 de mayo, debería ser más que suficiente para que alguna de las personas que mandan en EU (¿no hay ni una sola?) pensara que algo tiene que cambiar en la dirección de este proyecto para poder invertir esta tendencia suicida. Si existiera una dirección orgánica y política eso estaría pasando. Lamentablemente, sólo hay un grupo de personas unidas, no por objetivos políticos y estrategias compartidas de cara al cambio social, sino por un cúmulo de intereses personales y tácticos internos, encaramados en la cima de una organización que han convertido en menguante, inoperante y alejada de las aspiraciones, esperanzas y anhelos de la gente de la calle que es crítica con la actual situación, e inservible para transformar “las pautas económicas, sociales, culturales y políticas que rigen el vigente sistema capitalista”.

Mantener que, a pesar de todo, no hay que cambiar nada, que nadie debe asumir su responsabilidad, su culpa por las decisiones tomadas, por la campaña desarrollada, por los resultados obtenidos, por las consecuencias de toda índole que ello significa es rebajar los argumentos de esta organización a la altura del victimismo y la irresponsabilidad del PP. Aquí, “los otros” (el Bloc, la prensa, el PSOE, los discrepantes internos, la sociedad, etc.) son a EU como el pobre e indefenso maquinista es al PP. Las culpas son siempre de los demás y nada se puede hacer. Pésimo análisis de la situación para un grupo humano que pretende influir en el cambio social. Planteamiento estéril para empezar a buscar soluciones.

Antes de las elecciones teníamos una dirección sesgada e incompleta, que nos exigía a nosotros de manera indecente e insultante la paridad que la mayoría se había pasado por el forro, una dirección incapaz de hacer un análisis político mínimamente digno y serio, una camarilla que generaba vacío alrededor porque en la discrepancia y la diferencia sólo ven enemigos y no lealtad, riqueza y oportunidad de aprendizaje, una cúpula soberbia en su ignorancia, insultante en las decisiones y en las formas, despreciativa, arrogante y altanera en el trato con las minorías (también recuerdan al PP en esto).
Ahora tenemos que añadir que es la dirección de EU que ha llevado a esta organización a su mayor desastre electoral, orgánico, anímico, económico y fundamentalmente, político. Esta es la gente que se aplaude, como hace el PP en el Congreso de los Diputados, al no reconocer sus errores, la que considera que es un éxito y una victoria el hecho de no asumir ninguna responsabilidad en el máximo órgano de decisión interno. Mezquina victoria -que solamente puede considerarse así desde una visión sectaria y excluyente de una EUPV que nació para unir diversidades- ante el desastre y la vergüenza de la realidad.

Esta es la gente que no sabe lo que significa trabajar en, con y para una organización, que no la estima, ni la respeta, ni comprende su esencia; que utiliza a las personas que ofrecen gratuitamente sus energías para el crecimiento de un proyecto político como plataformas y trampolines personales, que consideran a EUPV como un instrumento al servicio de su ego, porque, como bien se dijo en el último C. Nacional, sin EU no son nada, no son nadie. Esta es la gente que, aplaudidos por la mayoría del Consell Nacional, se supone tiene que seguir “dirigiendo, mandando y ordenando” nuestra organización, de derrota en derrota hasta la derrota final.