viernes, 20 de julio de 2007

Desarmado y cautivo

JAVIER LLOPIS
Levante-EMV, 20/07/2007
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Se les puede ver caminando cabizbajos y con las espaldas cargadas de derrota. Son los dirigentes y los ideólogos de la izquierda valenciana, que todavía no han sido capaces de reponerse del desastre del 27-M. Llevan dos meses preguntándose ¿en dónde fallamos? Y todavía no han olido la respuesta. Aunque empiezan a ser expertos en debacles electorales, esta última les ha dejado catatónicos y apenas si son capaces de montar una teoría medianamente presentable. Son como músicos aterrorizados al descubrir que se han quedado sin repertorio a mitad de un concierto.
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En medio de la depresión general, hay un sector que ya ha encontrado la solución de todos sus males. Ante la evidencia de que la gente les vota poco, han llegado a la conclusión de que la culpa es del electorado, incapaz de captar la sutileza de sus propuestas políticas. Armados con este sólido bagaje de autodisculpa, estos tipos empiezan a sentirse a gusto en su papel de predicadores en el desierto y caminan felices por el mundo, con esa aureola inconfundible que envuelve a los bobos ilustres.
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Hay otro sector, mucho más realista, que ha sumado dos y dos y se ha dado cuenta de una verdad incuestionable: si el ciudadano nos rechaza una y otra vez a lo mejor es que ha llegado la hora de irnos a casa para dar paso a otra gente más espabilada. De repente, han visto la luz y se han dado cuenta de que no se puede entrar en el siglo XXI con el mismo discurso político que se utilizaba en los aplecs de la Transición; de que mientras la izquierda hacía reflexiones interminables sobre la esencia del país, la derecha valenciana protagonizaba una profunda renovación de caras y de mensajes, que la ha llevado a empalmar una victoria tras otra.

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