miércoles, 10 de octubre de 2007

¿El PC qué...?

FERNANDO DELGADO, Levante-EMV, 10/10/2007

Al Partido Comunista de España no le gusta la Ley de Memoria Histórica, expone sus razones para el rechazo y anuncia que irá por puertas haciendo de su rechazo una bandera. Está en su derecho, faltaba más. Otra cosa es que Felipe Alcaraz, su presidente, se lamente de que nadie haya consultado al Partido Comunista para la negociación de esta ley y recuerde con este motivo lo que nadie puede negarle: que su partido es el que más vidas aportó en cárcel, en exilio y en fusilamientos a la lucha antifranquista. Cualquiera puede añadir más: fue el partido que más generosamente contribuyó a la reconciliación que supuso la transición de la dictadura a la democracia.

Pero, una vez en democracia, todo partido se somete a las urnas y los votantes no fueron igual de generosos con el PC que el PC lo había sido en su contribución a una España democrática. Surgió así Izquierda Unida, una versión moderna del PC que acogió a otros sectores de la izquierda, pero en la que el PC no ha dejado de tener su voz cantante. No sé si todos los comunistas que quedaron en esa coalición siguieron figurando en el PC o hay otros comunistas, sin carnet de tal, que también están en IU. Sí me consta la deriva de algunos de sus militantes que han acabado en las filas de partidos de izquierda más descafeinados o sencillamente actualizados o en la más pura y a veces extrema derecha.


Pero en las urnas se vota ahora a la coalición y no al partido, de modo que parece lógico que en los procesos parlamentarios se tenga en cuenta a quien las urnas han dado voz, en este caso IU, por muy respetables que sean los reconocimientos históricos al partido que fue. Otra cosa es lo que ocurra dentro de la coalición y que la Ley de Memoria Histórica sirva para levantar una polvareda doméstica. Pero en la coalición niegan que no se haya consultado al PCE y, de paso, tras recordarle que no tiene el monopolio de la memoria histórica, niegan a sus dirigentes actuales el monopolio de la memoria del propio Partido Comunista.


Y es una lástima que del PCE se sepa tan poco si no es en ocasión de los rifirrafes que organiza en el seno de IU. Tal vez se deba en buena parte a un injusto olvido de la izquierda democrática, pero convendría que se pensaran hasta qué punto no se debe a la incapacidad de sus miembros para explicar a la sociedad qué es un comunista hoy. Un comunista por libre, que sigue siendo comunista, como José Saramago, lo explica muy bien porque lo siente y lo vive muy bien, y a una comunista de partido, Rosa Aguilar, también la he escuchado en el mismo empeño de explicación y conducta. Pero lo que es del PCE, como tal partido, la única definición de su evolución ideológica que he percibido en los últimos años ha sido su encono con el PSOE y sus coincidencias en ese camino con la más pura derecha.


Bien es verdad que la alergia del PSOE de González y Guerra a los comunistas, no sé si antes o después de la alergia de Anguita a los socialistas, fue bastante notable. Y ahora, y quizá con la misma hoja de ruta, no parece que el diseño ideológico del PCE vaya por otro camino que por cargarse a Llamazares. Si bien se piensa, eso es todo un programa, lo que no quiere decir que implique renovación.

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