miércoles, 19 de septiembre de 2007

Compromís, ¿con quién?

CANTE JONDO
Las Provincias, 19/09/2007

La trifulca interna que desde hace ya más de tres meses mantiene entretenidos a los miembros de la coalición Compromís –liderada por Esquerra Unida (EU) y el Bloc– ofrece como principal consecuencia que su ruido ensordecedor enmascara el mensaje político y la actividad institucional de una iniciativa que fue saludada con esperanza por buena parte de la izquierda valenciana alejada de las siglas socialistas.

Es importante recordar ahora que la coalición Compromís fue una realidad electoral a pesar de la desconfianza que durante meses marcó las largas negociaciones entre EU y el Bloc. Su alumbramiento fue consecuencia, en buena medida, de las presiones ejercidas desde diferentes organizaciones y colectivos ciudadanos. El objetivo de desalojar al PP del Consell el pasado mes de mayo –objetivo fallido, como todo el mundo sabe– y la convicción de que ello sólo sería potencialmente posible aunando esfuerzos entre los partidos de la izquierda, estuvo en el origen de la coalición y de las presiones citadas.

Me pregunto qué estarán pensando ahora, a la vista de la bronca tabernaria que se vive en la coalición, más propia de individuos patibularios que de políticos con pedigrí, los más de 190.000 ciudadanos que el pasado 27-M aún tuvieron arrestos para entregar su voto y su confianza a dicha coalición.

La situación en el grupo parlamentario del Compromís en las Cortes Valencianas ha llegado a tal punto, que uno de sus miembros, cuyo nombre, por prudencia, omito, me decía tan lejos como ayer que si alguien “grabara un vídeo de lo que sucede allí dentro y luego lo colgara en YouTube, se llevaría seguro el premio al vídeo más visitado”.

Los diputados del grupo, divididos en dos facciones, ni se miran, ni se saludan. Cada uno va, si me permiten la expresión, a su bola, y por mucho que intenten maquillar la situación, aunque tampoco se afanan en ello, no se crean, lo cierto es que es muy difícil sacar adelante una labor parlamentaria cuando el 99,9 por cien de las energías se evaporan en despedazarse los unos a los otros.

En el caso de EU, además, la crisis se agudiza porque dos de sus diputadas militantes, Mònica Oltra y Mireia Mollà, han hecho causa común con los dos diputados del Bloc y en contra del resto de diputados, forzando la destitución de Glòria Marcos, también diputada y coordinadora general de EU, como portavoz parlamentaria del Compromís.

Sí, ya sé que el lío es de concurso y que entre tanta sigla, nombre y coalición resulta harto complicado hacerse una idea aproximada no sólo de lo que sucede, sino de cual es la hoja de ruta que Compromís seguirá en los meses que restan hasta las próximas elecciones generales.

De momento, resulta impensable pensar en la reedición de un pacto que permita a Compromís concurrir a las urnas con el objetivo de tener presencia en Madrid, en el Congreso de los Diputados, en la próxima legislatura. Es más fácil que el Bloc se integre en una nueva coalición con el partido que los críticos de EU han anunciado que van a crear.

Para venir a empeorar las cosas, aunque pueda parecer imposible, la crisis de EU ha salpicado de lleno a su organización madre, Izquierda Unida (IU), cuyo máximo dirigente, Gaspar Llamazares, ha tratado de mediar en el asunto pero sin dar la razón absoluta a ninguna de las dos partes en litigio. Por el contrario, el secretario general del PCE –partido integrado en IU– Francisco Frutos, ha defendido a Glòria Marcos y ha negado cualquier derecho a las dos diputadas de EU enfrentadas con ésta.

A la vista de todo ello, alguien puede pensar que IU y EU andan sobrados de apoyo ciudadano y que este drama político que se vive en la Comunidad Valenciana y tiene su reflejo en Madrid no tiene por qué pasar factura en la próxima convocatoria electoral. Si ese ser ingenuo existe, haría bien en repasar la evolución electoral de IU. El apoyo en las urnas a este partido se mantiene desde el año 2000 inalterable: cuentan con el 3,8 por cien de los voto, frente al 8,2 por cien que lograron obtener en 1996. Encima, los analistas electorales ya están subrayando que de cara a las elecciones generales es muy probable que se produzca, desde la izquierda, el llamado voto útil de refuerzo al PSOE. Ellos mismos.

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